viernes, 22 de febrero de 2008

El lenguaje de la vid y el vino

España, por su amplia tradición vitivinícola, posee una rica terminología en el campo del vino, pero falta difundirla, evitar que se pierda y cuidar su traducción. Esta idea está recogida en un artículo sobre el II Congreso Internacional sobre la Lengua de la vid y el vino que se celebrará en Soria del 2 al 5 de abril.
Conocer cómo se hablaba de vino en otros períodos históricos, estudiar la situación de la traducción especializada en este campo, reconociendo sus funciones y problemas, analizar la publicidad del vino comparándola entre países, disertar sobre las metáforas del vino y su uso principalmente en catas y degustaciones, o hacer un recorrido por la literatura ambientada en viñedos y bodegas son algunos de los aspectos que se van a abordar en evento, promovido por Miguel Ibáñez, profesor titular de la Universidad de Valladolid en la Facultad de Traducción e Interpretación. Su objeto es posibilitar que todos aquellos interesados en investigar, conocer o aprender más sobre el amplio campo de la lengua de la vid y el vino. El mundo del vino es un campo en el que también hace falta conocer bien la lengua y los términos específicos para poder traducir convenientemente.
REVISAR TRADUCCIONES. Precisamente el grupo de investigación que ha promovido este profesor, GIRTraduvino, está desarrollando actualmente una investigación, apoyada económicamente por la Junta de Castilla y León, para realizar un estudio de los textos que las bodegas utilizan para promocionar sus vinos y sus traducciones al inglés, francés y alemán, «con el fin de ver el estado de la situación, y cómo se puede mejorar la calidad de estos textos, para ser más eficaces y llegar mejor al destinatario», explica. Pero también es importante abordar la lengua de la vid y el vino desde la historia, porque el cultivo de la vid es muy antiguo y cada época ha usado su propio lenguaje, unos términos que además están continuamente cambiando por la influencia de las tecnologías, la comercialización actual, u otros campos, como el turismo. «Esto hace que surjan nuevas denominaciones, como ‘vinos de autor’, ‘vinos de pago’, ‘enoturismo’, ‘enoarquitectura’, ‘nariz electrónica’», indica Ibáñez. Aquellos países que tienen una amplia tradición vitivinícola poseen también un lenguaje de la vid y el vino muy rico. Es el caso de España, Francia o Italia. Recoger esta terminología, diseñando buenos diccionarios, es muy importante, no sólo para evitar que se pierdan términos ya en desuso, sino para poder exportar el saber vitivinícola, facilitando el intercambio y la comunicación dentro del sector y de éste con el resto. «Luego está el aspecto simbólico, la presencia del vino en la literatura, y también la presencia de la metáfora en el vino, porque no es una lengua científica pura y dura, sino que hay un componente poético, simbólico, de impronta cultural, frente a otras lenguas más científicas y técnicas de otros ámbitos. Por ejemplo, en la cata, hablamos de un vino con cuerpo, redondo, más propio del lenguaje literario», señala Miguel Ibáñez.