lunes, 6 de octubre de 2008

Una vendimia con lechazo asado y canto gregoriano

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El enoturismo acrecienta cada año el interés de las bodegas por ampliar su oferta, incluido el periodo de vendimia. La bodega burgalesa El Lagar de Isilla consigue en su proyecto de otoño una interesante trilogía: vendimia y vino, lechazo asado y monasterios.
El bodeguero José Zapatero ha cerrado el círculo gracias a su identificación con la Denominación de Origen Ribera del Duero, con la gastronomía y la sumillería, ya que las instalaciones se ubican a pocos metros del monasterio de La Vid. Zapatero es sumiller -Nariz de Oro en el 2006- y maestro asador, lo que le ha permitido enfocar sus vinos dentro de una dimensión cultural.
Su bodega, El Lagar de Isilla, nació en 1995 para hacer algo más que vino; ya entonces se hablaba de enoturismo en la Ribera del Duero y José supo articular una oferta que conjugaba la visita a las instalaciones -en la localidad burgalesa de La Vid, junto al monasterio del mismo nombre-, la comida -en su restaurante arandino- y el descenso a la bodega histórica que posee, a doce metros bajo tierra, en el mismo inmueble. Una Posada Real, ya en construcción, completará el conjunto.
El resultado es que este empresario de raza, pionero entre los suyos, recibió la visita de 33.500 personas en su asador el año pasado. El éxito de afluencia lo comparte la bodega de La Vid, cuyas dependencias han recibido a 4.000 personas desde que abrió sus puertas, el pasado julio. Además, tanto el viñedo como las estancias que albergan el proceso de elaboración son visitables en el actual tiempo de vendimia, cuando más sentido tiene que un aficionado ponga los pies en un lagar.
Ubicada en un entorno único, semi oculta por el Monasterio de La Vid y protegida por el río Duero, El Lagar de Isilla cuenta con 40 hectáreas de viñedo propio y produce cerca de 200.000 botellas al año. Entre las sorpresas que esperan al visitante cabe mencionar la sala de envejecimiento, en la que 325 barricas -de roble americano y francés, a partes iguales- acunan al vino con cantos gregorianos, una música que suena de forma permanente: un guiño a la importancia monacal en la historia del vino ribereño.
Materiales nobles
En su diseño, la bodega se estructura para crear un espacio visitable, atractivo y novedoso. Su recorrido muestra un claro empeño por conjugar la tecnología de nuestros tiempos con materiales nobles como la piedra, el ladrillo o la madera. «Hemos rehabilitado cada pared y cada piedra, y hemos dado un toque de gracia al resguardar entre ruinas la tolva y la depuradora», señala orgulloso José Zapatero.

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