Aranda / Patrimonio
Las bodegas, Bien de Interés Cultural pese a la oposición de peñas y dueños
J.C.O. / Aranda - viernes, 26 de junio de 2015
El singular laberinto que conforma la red de bodegas subterráneas de Aranda ya es oficialmente Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Conjunto Etnológico y cuenta con la importante protección que confiere esta figura patrimonial. El Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León aprobó ayer la controvertida declaración pese a la oposición mayoritaria de las peñas festivas locales, que tienen su sede en estas cavas, y de un buen número de propietarios.
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| DB.Bodega La Navarra - Aranda de Duero. |
La Administración justifica su decisión «como reconocimiento a la relevancia y singularidad de estas bodegas y a la labor de los arandinos que han mantenido y conservado este legado en buen estado a lo largo de la historia».
Se trata de una intrincada y extensa red de galerías que, como elemento diferenciador frente a otras localidades donde se excavaron en cerros, se desarrolla bajo el caserío del casco antiguo. Sus orígenes se remontan al siglo XIII y su construcción pudo prolongarse hasta el XVIII. Hay inventariadas 135 bodegas, distribuidas en siete corros o zonas, con unos siete kilómetros de longitud, horadadas a entre 8 y 13 metros de profundidad y en general transmitidas en un buen estado de conservación.
Esta declaración implica el reconocimiento de la relevancia del bien en su totalidad, integrado tanto por valores materiales como inmateriales, por lo que la protección se extiende al conjunto de infraestructuras y elementos auxiliares que conforman las bodegas -capillas, zarceras, sumideros y respiraderos-, la red de galerías del subsuelo y los accesos y dependencias relacionadas con la actividad mercantil –lagares, portalones, cañones y naves-, conforme a la documentación de cada bodega.
Visitas públicas
Debido a la complejidad del conjunto, derivada de su propia estructura y de una titularidad y uso mayoritariamente privadas -aunque la declaración afecta a la totalidad- se concreta la obligación de visita pública únicamente en las dos bodegas propiedad del Ayuntamiento arandino: ‘Las Caballerizas’ y ‘Las Ánimas’.
Debido a la complejidad del conjunto, derivada de su propia estructura y de una titularidad y uso mayoritariamente privadas -aunque la declaración afecta a la totalidad- se concreta la obligación de visita pública únicamente en las dos bodegas propiedad del Ayuntamiento arandino: ‘Las Caballerizas’ y ‘Las Ánimas’.
En ellas el Consistorio llevó a cabo tareas de acondicionamiento y accesibilidad, además de crear un centro de interpretación con visitas guiadas con el objetivo de difundir el conocimiento de los valores de este conjunto etnológico. También ha implantado un sistema de visita virtual en tres dimensiones que permite el acceso y la visualización de más de 20 bodegas integrantes del conjunto.
La visita a las dos bodegas municipales servirá, según los responsables regionales, como ejemplo y representación del conjunto bodeguero arandino y permitirá la compresión del valor cultural del conjunto en su integridad.
Además, la Junta ha considerado en la declaración que los valores que se declaran en el conjunto de las bodegas son compatibles con los usos tradicionales y habituales por parte de los titulares y colectivos sociales que las vienen utilizando y que permiten la correcta conservación.
El conjunto tradicional de las bodegas arandinas está estrechamente vinculado al nacimiento y desarrollo urbano de la villa. Gran parte del complejo se construyó en el último cuarto del siglo XV y se localiza en el entorno histórico de la villa si bien existe un grupo de bodegas fuera de la antigua muralla.
El conjunto etnológico comprende todo un legado patrimonial relacionado con la arquitectura del vino. Un patrimonio complejo por la propia estructura de las bodegas y la titularidad mayoritariamente privada. Este patrimonio singular está conformado por la red de bodegas y todo lo necesario para llevar a cabo las tareas de estrujado, prensado, trasiego y almacenado del vino, lagares o jaraíces. Su uso y disfrute desde hace siglos ha determinado una configuración del territorio y unas formas de vida específicas que representan la identidad de los arandinos, su memoria histórica y colectiva.
