El Papa emérito Benedicto XVI elevó a los altares a un
total de siete beatos nacidos en la comarca de Aranda de Duero y a un obispo,
como Juan de Palafox (1600-1659), muy vinculado a esta tierra y que fue
beatificado el 5 de junio de 2011. Así lo cuenta el artículo original en el Diario de Burgos.
El 28 de
octubre de 2007 fueron
beatificados varios mártires españoles del siglo XX. Entre ellos se encontraban
seis religiosos nacidos en la Ribera del Duero que murieron en ese terrible año
de 1936 y que la Iglesia ha considerado que cumplen todos los requisitos para
ser considerados mártires: haber fallecido por muerte violenta "per odium
fidei", no oponer resistencia y aceptar esta muerte por amor a Jesucristo.
El beato Gerardo
Gil Leal, Agustino, nació en La Vid el 3 de octubre de 1871 y ese
mismo día fue bautizado en el monasterio de su pueblo. Los agustinos de
Valladolid habían devuelto el perdido esplendor del viejo monasterio
premonstratense al haberlo ocupado en 1864 para fundar su colegio de misioneros
de Filipinas. Este temprano bautizo fue preludio de una vinculación mucho más
profunda cuando este niño entra en el noviciado de Valladolid, donde profesa en
1888. Fue ordenado sacerdote en 1896. Posteriormente curso los estudios de
Derecho y se dedicó a la Enseñanza. Entre 1902 y 1933 impartió clases en el
Colegio María Cristina. En 1933 pasa al Real Monasterio del Escorial, donde el
6 de agosto de 1936 es detenido junto con casi toda la comunidad. Tras ser
sometido a una farsa de juicio fue fusilado en Paracuellos del Jarama el 30 de
noviembre de 1936.
Una vida paralela tuvo el beato José Gutiérrez
Arranz, Agustino, que también nació muy cerca del monasterio de La Vid, en Zuzones. Cursó
estudios en el seminario del Burgo de Osma para profesar como agustino en
Valladolid en 1903 y ser ordenado sacerdote en 1911. Ejerció la enseñanza en el
monasterio ribereño de La Vid, en Santander, en Valencia de Don Juan (León) y
en Uclés (Cuenca). En 1933 fue nombrado Superior de la comunidad de Uclés donde
le sorprende el comienzo de la Guerra Civil. El 27 de julio de 1936 fue apresado,
junto con otros sacerdotes y esa misma noche son trasladados en camionetas
hacia una prisión. No llegarán a su destino ya que son fusilados a las pocas
horas en Belinchón (Cuenca).
Para estos dos agustinos fue clave su lugar
de nacimiento a la hora de orientar su vocación religiosa.
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