Fotograma de la película “Un Dios prohibido”. El personaje entre el
hombre que va con boina y al que le atan las manos, es José Figuero, de Gumiel de Mercado.
|
DIARIO DE BURGOS Digital (23/06/2013). El pasado 14 de junio se estrenaba en distintos cines de España, también
en Aranda, el largometraje Un Dios prohibido, dirigido por Pablo Moreno. La
película narra los hechos reales sucedidos en Barbastro (Huesca) durante el
verano de 1936 cuando a todo un Seminario de Misioneros claretianos le
sorprende el comienzo de la Guerra Civil.
Un
total de 51 claretianos, la mayoría seminaristas muy jóvenes de poco más de 20
años, serán fusilados dando testimonio de su fe, tras estar encerrados durante
tres semanas en un teatro. Durante ese tiempo escriben cartas de despedida
donde hablan de su situación, de sus compañeros de cautiverio, de sus
frustrados proyectos para ir a misiones, de la esperanza de ir al cielo como
mártires... Todos estos testimonios escritos y el relato vivo de aquellos días
han llegado a nuestros días gracias a que dos seminaristas argentinos fueron
liberados en el último momento para evitar problemas diplomáticos. Juan Pablo
II beatificó a todos estos claretianos el 25 de octubre de 1992.
De
estos 51 religiosos un total de 6 eran procedentes de pueblos de la Ribera del
Duero y eran de familias muy humildes. La presencia de los Misioneros
Claretianos en Aranda desde 1897 y las misiones populares que realizaban en
toda la comarca hacía que esta zona fuera uno de los principales semilleros
vocacionales de la congregación. El mayor de los ribereños martirizados en
Barbastro fue Sebastián Calvo Martínez, nacido en Gumiel de Izán el 20 de enero
de 1903, había sido ordenado sacerdote en 1928 y tenía entonces 33 años.
Otro
claretiano ribereño era el estudiante Antolín Calvo Calvo, nacido en Gumiel de
Mercado el 2 de septiembre de 1912 y que tenía, por tanto, 23 años. Sus padres
tenían una carnicería en el pueblo y decidió ingresar en la Congregación del
Corazón de María tras el impacto que le causó una misión popular que impartió
en Gumiel de Mercado el célebre Padre Janáriz, conocido como el apóstol de la
Ribera. Aunque había culminado sus estudios tenía pendiente realizar el
servicio militar para poder ser ordenado sacerdote. Idéntico impedimento
tenía en ese momento para ordenarse Pedro García Bernal, nacido en Santa Cruz
de la Salceda el 27 de abril de 1911.
Otro
de los ribereños de Barbastro era Hilario Llorente Martín, nacido en Vadocondes
el 14 de enero de 1911. Se cuenta que de niño le marcó de por vida un accidente
que tuvo a los 5 años y en el que las llamas prendieron en él. Las terribles
cicatrices que marcaban todo su cuerpo hicieron que el Padre Janáriz admitiese
su ingreso tras la autorización del padre general. Horas antes de morir, con
tan solo 25 años, escribió una carta a sus padres, que entregó a uno de los
seminaristas argentinos, en la que les pedía que rezasen por él y lo bendijeran.
Otro
de los claretianos también era de Santa Cruz de la Salceda. Se trata de
Secundino Ortega García, nacido el 20 de mayo de 1912 y que había sido ordenado
sacerdote semanas antes, el 6 de junio. Como los claretianos fueron fusilados
en grupos de edad, primero los más mayores y luego los más jóvenes, era el
único sacerdote que iba en la saca del 13 de agosto, junto con 19 seminaristas,
entre otros su paisano Pedro García. En las distintas publicaciones claretianas
siempre se ha dicho que fue el sacerdote providencial, con sus 24 años, que
pudo acompañar a un nutrido grupo de seminaristas y así poder darles la
absolución.
En la
penúltima saca, la del 15 de agosto, (habrá otra tres días después para dos
seminaristas que estaban enfermos) murió José Figuero Beltrán, nacido el Gumiel
de Mercado el 14 de agosto de 1911. De todos los claretianos ribereños es el
único que aparece individualizado en la película Un Dios prohibido y es
representado por el actor Gabriel González. En la película alude, mientras
están atando a uno de sus compañeros, que ese día es su cumpleaños, que cumplía
25 años. Esto es parecido a lo que escribió en la vida real en una carta
dirigida a sus padres: «Estas líneas serán las últimas de mi vida. Pronto voy a
ser mártir de Jesucristo. No lloréis mi muerte… Aquí han fusilado al Obispo, a
todo el cabildo catedralicio, a muchos sacerdotes de la ciudad y de los pueblos
circunvecinos, a muchos paisanos. Al escribir estas líneas, 13 de agosto, han
sucumbido ya unos 30 compañeros nuestros y mañana, día de mi cumpleaños, espero
ir derecho al cielo. Adiós, mis queridos padres, hermano…».
Por
esta película también se asoman otros personajes como el obispo de Diócesis y
el gitano Ceferino Giménez Malla "el Pelé", ambos beatificados en
1997. Según ha expresado el director de esta película, lejos de aspectos
históricos o políticos, se ha tratado de detener en el aspecto humano y religioso
de las personas que participaron en estos hechos y resaltar la dimensión
universal del triunfo del amor sobre la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario